Hay un video de Guille Aquino que se centra en los países latinoamericanos como en un grupo de ayuda. La cosa es que, cuando habla Venezuela… él brillantemente responde algo como: “Venezuela ¿Qué hacemos contigo? ¿Estás bien o estás mal? ¿Nos metemos o no?”.

Pensando en esa frase, creo que sería interesante explicarles un poco cómo es la cotidianidad venezolana… wigs com outlet fiitg jersey nfl pro shop cheap sex toys wigs com outlet cheap sex toys wigs com outlet cheap sex toys wigs com outlet nfl pro shop nfl pro shop cheap sex toys cheap sex toys the wigs fiitg jersey 

Pues, puedo entender que la mitad de los países latinoamericanos que se vieron inundados por venezolanos que decidieron dejar su país para buscar una mejor vida, tengan una especie de cortocircuito cuando revisan lo que dicen los medios, lo que dicen los dos presidentes que tenemos… Pero, la realidad es que si quieres conocer lo que sucede en Venezuela, tienes que escuchar las historias que cuentan los migrantes y las historias de los que aún estamos acá. 

Como país, nos dispersamos por todo el continente y ya la arepa es tan conocida como el dulce de leche argentino, el ceviche peruano, el vino chileno y así. Pero… la realidad es que muy pocos conocen la realidad de nuestro país, cuando un extranjero se imagina Venezuela la ve desde dos polos: Siria o Disney.

Pero, el problema de las categorías generales es que no dan espacio para identificarse con la cotidianidad de un venezolano que obstinado decide emigrar. No queremos hacer un manifiesto político, solo queremos que conozcas las razones que llevan a un venezolano a emigrar. 

 

2019 el año del apocalipsis zombie

 

La crisis en el país inició en el 2012. Para diciembre, empezamos a ver qué cosas como el café y el papel de baño comenzaron a escasear. Y, con la escasez viene el aumento de precio. Lo que podías comprar con 50 bolívares, a la semana siguiente necesitabas 75 bolívares. Si hay algo que América Latina conoce a la perfección es, a su némesis: la inflación. 

Sí, es hora de afrontarlo: si creías que el némesis de nuestra región eran los golpes militares, la izquierda, la corrupción y demás… la verdad es que el Joker de nuestro Batman es la inflación. Y, en Venezuela, el Joker anda suelto al punto tal de que somos orgullosamente el primer país en la historia que puede contar entre sus logros a: Bolívar, Miranda, Libertad del yugo español, la cura contra el mal de chagas y devaluar el valor del dólar. 

De regreso a nuestra historia…

El problema es que, poco a poco fueron desapareciendo de los anaqueles alimentos que eran claves en nuestra alimentación diaria. Al punto tal de que era más fácil comprar drogas que  harina de maíz, harina de trigo, pasta de diente, pasta, café, leche, pañales y hasta medicinas.

Para acceder a esos productos tenías dos opciones: 

  1. Hacer una fila que podía durar entre 12 y 24 horas.
  2. Comprarle a “bachaquero” una especie de contrabandista que hacía las filas con toda su familia, compraba la harina barata porque había control de precio y la revendía al 1000%. 

Ambas soluciones eran desesperantes, pues… ir al mercado implicaba faltar al trabajo y comprar esos productos en el “mercado negro” era el equivalente a vender un riñón.  

Sin embargo, hay que asumir que estamos hablando del día a día de una familia sana que no tiene niños. Si por alguna razón, alguien en tú familia tenía una enfermedad crónica, cáncer, sida o epilepsia, te tocaba contar con la protección del espíritu santo y gracia de nuestro señor Jesucristo. 

Esas medicinas desaparecieron del mercado y si llegabas a conseguirlas, más o menos tenías que hipotecar la casa para tener el tratamiento de seis meses. Muchos venezolanos que vivían cerca de la frontera con Colombia o Brasil, comenzaron a viajar para traer esos enseres para poder sobrevivir. 

A todo esto tienes que sumarle el problema del dólar paralelo, un día 1 dólar equivalía a 1.000,000 de bolívares y al otro, la tarifa podía ser 1.500.000 bolívares. Ahí es cuando vino la aparición del bolívar soberano (Creo… es que van varias y uno sinceramente pierde la cuenta). Así que tu sueldo se iba desvalorizando a medida que pasaban las horas. 

A eso…

Súmale el hecho de que nos quedamos cinco días sin luz. Si, cada rincón del territorio venezolano estuvo a oscuras por un total de 105 horas. Sin luz eléctrica todo tipo de comunicaciones  fallan, fueron cinco días es que no tuvimos acceso a nuestras tarjetas de débito o crédito. El que no tenía dinero en efectivo, literalmente se comió un cable. 

El apocalipsis zombie empezó…

Claro… 

Pero… creo que debes centrarte en los detalles… imagínate, cuanta gente conectada a soporte vital murió, cuántos comerciantes perdieron su mercancía perecedera… en fin. Una locura.

Quisiera decirles que después de ese apagón general, los problemas se solucionaron. Pero, la realidad es que se intensificaron. Los servicios públicos comenzaron a fallar, escasez de gas doméstico (la gente empezó a cocinar con leña), fallas en el servicio de internet, agua y demás nos persiguieron hasta el 2020. 

Vino la pandemia, todo esto empezó a agravarse. Estamos hablando de cortes eléctricos hasta de 12 horas diarias, sitios en los que el agua es un triste recuerdo y nada… el venezolano agregó el sabor ahumado de la leña a su comida típica. (De hecho, hay sitios deforestados totalmente por este motivo)

 

Sin dinero, sin posibilidades de trabajar y sin remesas ¡Es hora de dejar el país!

 

A medida que todo esto ocurría, empezamos a ver a nuestros seres queridos dejar el país. Las familias que no cuentan con remesas de sus familiares, tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir. 

Hubo un caso que conmocionó al país: una pareja de hermanos que tenía más de 60 años, murieron de inanición en Caracas. Literalmente: murieron de hambre. Y, temo decirles que no es el único caso. 

Los niveles de las tasas de depresión y suicidio aumentaron de manera abismal. Si te llegabas a enfermar, tenías que pedirle a tus familiares en Estados Unidos o con cuentas en dólares que te abrieran un GoFoundMe para apelar a la amabilidad de  otros familiares que migraron y extraños en las Redes Sociales. 

De hecho, eso me sucedió a mí cuando mi tía sufrió un infarto. 

Frente a la imposibilidad de luchar contra la incertidumbre… la opción lógica era dejar tu vida (o lo que queda de ella) para poder ayudar a los que quedan adentro. 

No pretendemos con este artículo crear un drama sobre la situación venezolana, solo queremos contar lo que hemos visto a medida que pasan los años y el país se vacía. Son más o menos 7 millones de venezolanos los que se han ido.

Eso significa que todos los venezolanos tenemos un familiar o conocido que ha dejado el país… Ya no hay tráfico, las calles están vacías… 

 

Sólo tenemos sus ausencias…

 

Dime: ¿Esto no es suficiente para emigrar?

 

Si por algún momento piensas entiendo, pero por qué no emigraron de forma legal. Déjame contarte otro cuento que no es historia, es anécdota. Para luchar contra la burocracia estatal necesitas dólares, todo trámite cuesta dinero y no es porque así lo haya dispuesto el Estado. No, son trámites gratuitos que para poderlos sacar, necesitas pagarle a cada trabajador. 

En esos años, era más fácil conseguir un riñón compatible que un pasaporte. Entonces, con los ahorros mermados, en una situación económica crítica y sin posibilidad alguna de tener un trabajo con un sueldo decente (soy profesora universitaria y gano 14 dólares mensuales), lo lógico es probar suerte en el exterior. 

Capaz te preguntarás: ¿Tú estás escribiendo desde Venezuela? ¿Por qué no te fuiste?

Déjame contarte…

Pertenezco a un porcentaje de gente que tiene el privilegio de tener tres trabajos en el exterior para sobrevivir. Privilegio con el que no cuentan la mayoría de los venezolanos. 

 

¿Cómo accedemos a las remesas?

 

Ahí viene otro problema…

Acceder a las remesas hasta el 2019 fue un problema de magnitudes monumentales. Sin posibilidad de tener dólares, tenías que acudir al vendedor de confianza que contaba con una cuenta en los Estados Unidos para cambiar los dólares que enviaban tus familiares. 

El problema es que el “cambiador” podía ser un estafador. De hecho, muchas familias perdieron un montón de dinero a mano de gente que vio esto como un negocio. Los servicios legales de remesas permitidos en el país cobraban tasas increíblemente caras y además, no podías acceder a los dólares en billete. 

Ahí está lo increíble de Quickex… 

De manera segura y legal, los venezolanos en el exterior pueden enviar dinero a sus familiares aquí e incluso pueden ir a un banco para tener los dólares en billetes. Pues, tener bolívares en un salto de adrenalina. Cuando los tienes, debes correr a hacer las compras antes de que pierdan valor. Por eso, el país está básicamente dolarizado, solo que nadie lo dice. 

Quickex no ayuda a un grupo abstracto … Quickex es una herramienta que le permite al venezolano superar la crisis que, aunque nuestro Joker está sedado, aún vive.