En entregas anteriores hemos conversado sobre la forma en la que la recepción de remesas tiene un impacto profundo en la mejoría de la calidad de vida de las familias beneficiadas. También, hemos estudiado la forma en la que las que el envío de remesas impacta la economía de los países receptores, por ejemplo: las remesas representan el 16.9% del PIB hodureño, igualmente, las remesas constituyen el 16.4% del Producto Interno Bruto de El Salvador.

Este es un punto en común que tienen muchos países de Centroamérica cuya economía se ve directamente beneficiada por este motivo. Desde lo cual, es un hecho claro que, tal y como explica el Banco Mundial, las remesas contribuyen a la reducción de la pobreza, impactando en el aumento de las matrículas escolares lo que desemboca en la mejoría de los indicadores de salud del grupo familiar beneficiado.

Esto es de suma importancia, ya que en países como Nicaragua y Guatemala tenemos que la tasa de inscripción escolar es  15% más alta en las familias que reciben remesas que en las familias que no reciben.

Tengamos en cuenta que, cuando hablamos de pobreza, nos referimos al grupo poblacional que vive con menos de 2.5% dólares al día. Esto significa que: el aumento de un punto porcentual en lo que se refiere al PIB por motivos del envío de remesas, ayuda a reducir la pobreza en un 0.4%.

 

Pero: ¿Cuál es el problema?

 

 

Todo esto suena muy bien. Sin embargo, el Banco Mundial señala que parece existir una relación entre el flujo de remesas y las bajas tasas de crecimiento que presentan algunos países.

¡El panorama se complica!

Pues, por un lado tenemos que las remesas impactan directamente en la reducción de la pobreza. Pero, al mismo tiempo, son una piedra de tranca para el crecimiento, por lo que a la larga se convierten en un obstáculo en la lucha contra la disminución de la pobreza.

Esto puede ser complicado de entender. Pero, el envío de remesas tiene un impacto inmediato en la mejoría de las condiciones de vida de las familias beneficiadas. Aunque, por el otro lado tenemos que el envío de remesas afecta el comportamiento futuro de los beneficiados.

Podemos ilustrar este punto con las tasas de participación laboral de las personas que reciben remesas en El Salvador, ya que hay 10 puntos porcentuales de diferencia entre los que reciben remesas y los que no.

Esto no es un fenómeno aislado puesto que ocurre en países como Honduras y Guatemala.

En resumen, esta es una de las variables que intervienen en la reducción de la pobreza. Desde lo cual, es necesario una serie de políticas económicas tanto de entes privados como públicos para fomentar la inversión de ese flujo monetario para concretar soluciones a largo plazo.