Tal y como sucede en múltiples países en América Latina, la historia del Perú ha estado matizada por la variable de la migración internacional.

Como dato curioso, con el asentamiento español en algunas ciudades del país, encontramos la constante del envío de remesas a España. Recordemos que, para el momento, el imperio español entra en una crisis de carácter económico. Por lo que, soldados, marinos, cocineros entre otros trabajadores, enviaron remesas para asegurar el bienestar de sus familias que aún residían en la Península Ibérica.

Para el siglo XIX, con la liberación de los esclavos afrodescendientes, el presidente Castilla, legaliza la migración asiática como una estrategia para hacer frente a la escasez de mano de obra en el sector agrícola. En consecuencia, aparece otra vez el tema de las remesas. Posteriormente, comienza la llegada de la inmigración china (Hong Kong),  éste movimiento ocurrió con la idea de encontrar riqueza por medio del comercio.

Y así, sucesivamente comienza la llegada de inmigrantes europeos que poco a poco se asentaron en el país. Ahora bien, en el siglo XX es cuando el flujo migratorio se “voltea” por comienza la movilización de ciudadanos peruanos hacia al exterior. Este fue un proceso que inició a cuenta gotas hasta que tomó cuerpo en las últimas dos décadas del siglo mencionado.

Es más, se estima que en lo que va del siglo XXI. hay más de tres millones de peruanos viviendo en el exterior. Lógicamente, como ya hemos mencionado anteriormente, en los lugares en los que la migración toma cuerpo, aparece el fenómeno de las remesas.

Ya hemos establecido previamente en la mayoría de nuestros artículos que, las remesas, son una especie de “compensación” monetaria que el inmigrante envía a la familia que se queda en su país de origen. Esta “compensación” toma distintos matices que van desde la solidaridad, la obligación o la retribución. Pues, dadas las condiciones económicas, muchas familias deciden “invertir” en enviar a uno de los suyos al exterior.

 

Hablamos de un proceso en constante crecimiento

 

El fenómeno de la emigración peruana ha aumentado por ende el envío de remesas, también. Básicamente, en las últimas décadas, la velocidad de crecimiento en lo que se refiere al flujo de remesas ha superado al de otros países.

Cómodamente podríamos decir que se trata de uno de los países de la región que podría considerarse que el Perú es uno de los mayores receptores de remesas en la región. Si analizamos las cifras aportadas por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos por medio del programa de Remesas e Inclusión Financiera, para el período que comprende los años entre 1990 hasta el 2009, la tasa de crecimiento ascendió hasta el 19.0%. De hecho, en medio de la crisis financiera del 2009, apenas hubo una disminución del 2.6%.

En este período, el ingreso por concepto de remesas al país alcanzó los 19 mil millones de dólares. Esto tuvo un impacto importante a nivel macroeconómico, pues intensificó los niveles de consumo privado lo que aumentó los niveles de bienestar social.

Según datos aportados por el Censo de Población y Vivienda del 2007, la migración peruana afecta a los 10.4% de los hogares generales.

Datos actualizados

En el 2019, Perú registró la cantidad de 3.300 millones de dólares bajo el concepto de remesas. Para que tengas una idea de la magnitud de esta cifra, debes saber que esto equivale al 1.4 % del Producto Interno Bruto.

En consecuencia, Perú ocupa –hasta el momento- el octavo lugar entre las economías que se nutren de la recepción de remesas en América Latina y el Caribe. Superado por Haití, Honduras, El Salvador, Guatemala y México.

Esto significa un mayor dinamismo, dado que, implicó un aumento acumulado del 26% con respecto a las cifras obtenidas en la primera década del 2020.  Esto, sin duda, revela una mejoría sustancial en las condiciones de vida en muchos hogares peruanos. Pues las remesas se invierten en salud, educación, vivienda y hasta en negocios familiares.

Las remesas y el desarrollo económico del Perú

 

El fenómeno de las remesas se traduce en las herramientas que permitirán la superación del estancamiento económico que sufren muchos pueblos del Perú. Ya que, las remesas aportan valor y  generan empleo, siempre y cuando se inviertan de manera productiva.

La recepción de remesas es determinante para la dinamización de elementos como el ahorro y la inversión. Pero, no solo eso…  el impacto en los hogares receptores de remesas, se traduce en la disminución de la brecha relativa a las desigualdades sociales y económicas del país.

Cómodamente podríamos afirmar que los hogares peruanos receptores de remesas tienen un nivel de vida superior al promedio de los ciudadanos peruanos. Lo que implica un mayor acceso a la educación. Desde lo cual, la importancia de las remesas en el caso particular del Perú, se establece la posibilidad de realizar inversiones en pequeños negocios o unidades productivas.

Otra cosa, resulta particularmente interesante el hecho de que a nivel macroeconómico abren el camino para el consumo privado, lo que alimenta de manera directa el Producto Interno Bruto. Además, la entrada bajo el concepto de remesas logra equilibrar la balanza de pagos y las cuentas corrientes.

Sin embargo, el rasgo más importante que debemos mencionar tiene que ver con la disminución de la pobreza. Para el 2001, se logró reducir estos índices hasta el 55%. Básicamente, las remesas juegan un papel preponderante en la reducción de la pobreza, en relación con los hogares que no perciben esta entrada.

Todo este recorrido nos obliga a mencionar que más del 40% de la población peruana, receptora de remesas, vive como trabajador independiente. Es decir, hablamos de una sociedad en la que el gen emprendedor está muy marcado. Y, en el que las remesas han sido el vehículo que les ha permitido concretar sus respectivos negocios.

Por lo tanto, el envío de remesas es la fuente de manutención de muchas familias peruanas que se han visto beneficiadas por esta entrada de dinero. Además, le ha inyectado recursos a la economía al incentivar el consumo y por último, ha jugado un papel crucial en la producción de bienes y servicios, generando empleos productivos.