Tratar de entender la globalización, es complejo. Se trata de un proceso que se manifiesta en distintos sectores y que, pareciera responder a una necesidad que, gracias al desarrollo tecnológico, superpone lo global sobre lo nacional.

Todos tenemos una idea más o menos general de lo que implica este fenómeno, gracias al hecho de que de alguna manera u otra, todos coexistimos con ella. Sin embargo, la forma en la que se manifiesta en el plano cultural, económico y financiero, escapa a las generalizaciones.

Hay elementos que nos permiten entender este fenómeno en el marco de lo económico, en primer lugar el conocimiento es clave pues la incertidumbre genera inestabilidad, la cual es la gran enemiga del crecimiento racional y sostenido.

Pero no sólo eso. La globalización conlleva a la integración de los mercados. De hecho, esa es una de sus grandes ventajas, pues tanto países como tecnologías se integran de manera interesante para romper las distancias geográficas en cuestión de segundos.

Pero, hay otra ventaja: la globalización le brinda acceso al sistema a los trabajadores más capacitados, esto permite que las organizaciones puedan enfrentar de manera más eficiente las presiones globales. Lo que a su vez, constituye el motivo por el cual en plena crisis económica, los países menos afectados por las recesiones, son los países con economías emergentes.

Esto pone a América Latina en un lugar bastante particular. Al punto tal de que si bien, China va a la cabeza de la economía en el continente asiático; en América Latina, México, Brasil, Argentina y próximamente Chile lideran el panorama económico de la región. Datos reconocidos por el G20.

Es decir, la región ha podido sortear  las oportunidades, peligros y desafíos que promete la globalización desde 1980.

Desafíos y peligros para la región

El análisis de los flujos comerciales de bienes y servicios, promete favorecer a América Latina y el Caribe. Pero, podría verse opacado por las crecientes políticas proteccionistas que algunos países han aplicado en los últimos años.

Es decir, aumentar las barreras al comercio por medio de las regulaciones, puede afectar de manera determinante la inversión internacional, lo que impactaría en la eficiencia de la producción. Todo esto es el caldo de cultivo para un crecimiento potencial de las economías desarrolladas hacia la baja.

En este sentido, los esfuerzos de carácter multilateral juegan un papel fundamental para contrarrestar las políticas aislacionistas y así, favorecer la estabilidad de la actividad comercial en la región.