En entregas pasadas conversamos sobre la nueva doctrina económica que China busca aplicar conocida como Prosperidad común. Básicamente, se trata de una serie de políticas que buscan reducir la desigualdad en lo que consideran el reparto de la riqueza. Lo interesante sobre esto es que, Pekín considera que este es el próximo paso que deben tomar en lo relativo al desarrollo económico del país.

Expertos en la materia consideran que se trata de una estrategia para ganar mayor control sobre las empresas y la sociedad. Tengamos en cuenta que, si bien estas nuevas políticas se centran en los habitantes del gigante asiático, la realidad es que las repercusiones que esto podrían ser de carácter global.
Pues, han obligado a las compañías de origen chino priorizar el mercado nacional sobre el mercado mundial. De hecho, el gigante tecnológico Alibaba, se ha visto en la obligación de comprometer un porcentaje importante de su capital para proyectos relacionados con la mencionada política.

La respuesta del gigante tecnológico ha sido coherente con la posición de Pekin, al señalar que si a la sociedad le va bien a la economía también. Por tanto, Alibaba se vería beneficiada. Lo mismo sucede con Tencent (Rival de Alibaba), quienes han aportado más de siete mil millones de dólares a la política conocida como Prosperidad común.
Es indudable que esto supuso un shock para la actividad económica en China. Sin embargo, acorde a las premisas del gobierno de Xin Jinpin, se trata de una reestructuración de la sociedad con la idea de construir una clase media para incentivar el consumo. Por lo que, el ecosistema corporativo ha respondido positivamente a los dictámenes del Partido Comunista Chino.

 

Consecuencias

 

Técnicamente: si la política de “prosperidad común” busca una reestructuración social que permita la emergencia de la clase media, los negocios basados en el consumo serían los primeros beneficiados.
Aunque, no hay que dejar de lado que el sector del lujo podría verse profundamente afectado. Lo que implicaría que, a pesar de que la economía china necesita ciertas reformas para mejorar la calidad de vida del ciudadano promedio, expertos insisten en señalar que la política de la prosperidad común no es la estrategia más idónea.

¿Socialismo a la Europea?

 

Como es lógico asumir, estamos frente al matiz ideológico del giro económico que se busca dar. Pues, pareciera que China quiere transformar la visión sobre el socialismo en el contexto contemporáneo.
Esto quiere decir que China busca romper con la polarización que lleva a la desglobalización y sobre todo, a la nacionalización. Aunque, irónicamente plantea un aumento en los impuestos a los ingresos altos, presión a los privados para donaciones y demás.

Tenemos entonces, por un lado la búsqueda de una sociedad más equitativa y con mayor riqueza que lleve a la estimulación del consumo. Y, por el otro tenemos la búsqueda de un modelo alternativo económicamente viable que busca valorizarse frente a lo que Occidente le ofrece al mundo. Pero, aplicado con mayor control estatal.

En resumen…

Estamos frente a un panorama interesante pero lleno de incertidumbre.