La aparición del Covid-19 conmocionó el mundo y nos obligó a llevar un estilo de vida totalmente distinto, apoyado en la digitalización de todas nuestras interacciones. Desde lo cual, es fácil asumir que nos obligó a un nuevo escenario de convivencia.

Es necesario revisar las estrategias a las que debemos prestar especial atención, a la hora de pensar el tema del envío y recepción de remesas. En consecuencia, este es el tema de nuestro artículo.

Según Soto Baquero en el artículo Remesas Internacionales y ruralidad en América Latina [que puedes revisar aquí] hay tres áreas en las que los Estados y la cooperación internacional deben prestar atención: los servicios de remesas incluyendo los remitentes, los receptores y los proveedores. La gestión de migración laboral y la alianza con la diáspora para guiarlos en el uso de ese flujo monetario en inversiones.

 

·        El flujo de remesas y  su impacto económico

 

Hay que mencionar que los datos relativos a esta área es poco precisa y está un tanto desperdigada, lo que dificulta la posibilidad de realizar comparaciones con evidencias concretas. Desde lo cual, la mejor manera de analizar el impacto de las remesas en lo relativo a  la gestión de la migración laboral.

En el artículo previamente mencionado, señalan dos medidas importantes que se pueden tomar para mejorar la recolección de la información, las cuales son: concretar las definiciones, esto será clave para el tipo de medición y la desagregación de las remesas internacionales en lo relativo a la data que utilizan los bancos centrales y los organismos internacionales. Y, Establecer estrategias que permitan realizar encuestas a nivel nacional que lleguen hasta los hogares rurales para alinearlo con las definiciones previamente concretadas.

 

·        Los proveedores de servicios de remesas

 

Aunque  nos parezca increíble, en el contexto pandémico, los servicios de remesas no fueron considerados como servicios de primera necesidad. Desde lo cual,  aquellos proveedores cuyos servicios se basan en el envío de remesas particularmente en efectivo, se han visto afectados por las restricciones.

En consecuencia, esto ha afectado la sostenibilidad financiera de estos proveedores, el flujo monetario y la vida de las familias receptoras de remesas.  Esto implicó que muchos se vieran en la obligación de ampliar su negocio a los canales digitales para poder sobrevivir. Es decir, la transformación digital es una obligación. Y, según las cifras publicadas por el Banco Mundial un gran porcentaje de los proveedores han comenzado a ampliar su oferta digital.

Ahora bien, la transformación digital de muchos instrumentos de pago destinados al envío de remesas ha afectado a las familias de los migrantes más vulnerables no bancarizados. Eso sin contar que, las asimetrías a nivel de conectividad entre las zonas urbanas y las zonas rurales son particularmente profundas. Pues,  acorde a la CEPAL (2020) el 67% de los hogares latinoamericanos ubicados en zonas urbanas, está conectado a internet. Pero, en las zonas rurales de la región, la conectividad apenas alcanza el 23% de los hogares.

Esto, obliga a los actores involucrados en el área de las telecomunicaciones deben crear estrategias que, permitan la ampliación de la infraestructura de la conectividad para migrar a la adopción de los pagos digitales.

 

·        Incentivar la inversión

 

Esta es una de las propuestas realizadas por Baquero para incentivar y potenciar el impacto económico de las remesas. Básicamente se trata de facilitar la dirección de las remesas hacia la inversión.

Esto es clave para la creación de nuevos mercados en los que el dinero se vea en constante movimiento, incentivando el consumo interno.

En consecuencia, estos son los tres puntos que hay que tener en cuenta para mantener y potenciar el impacto de las remesas en América Latina.