El cambio climático es una realidad. Al punto tal de que cada vez son más las empresas que se comprometen en la reducción de las emisiones de carbono con el fin de luchar contra el efecto invernadero. Esto, a razón del compromiso que se ha dado a partir de las metas globales determinadas por el Acuerdo de París.

Sin embargo, tratando de ver esto desde una perspectiva realista, cabe preguntarnos: ¿El sector privado podrá cumplir con esta misión? Es que, apoyar la economía que busca desligarse de los combustibles fósiles para frenar el cambio climático parece una misión imposible.

Para responder esta pregunta, lo primero que debemos hacer es acabar con el mito que confronta a la economía del bienestar social. Pues, la lucha para intentar solventar la crisis climática va más allá de procurar el bienestar del planeta, representa una oportunidad de negocios sin precedentes.

De hecho, el propio Joe Biden dijo alguna vez: “¡Cuando pienso en el cambio climático, pienso en trabajos!”. Y, vamos a ser honestos… esto representa el mindset que debe guiar la acción corporativa centrada en la sostenibilidad.

 

¿Cuál es el papel del sector privado en esto?

 

Si hay algo que nos ha dejado la aparición de la pandemia es que el sector privado debe estar preparado para las crisis que pudieran ocurrir en el futuro. No se trata de astrología, se trata de proyección y estrategia.

Por eso, invertir en el estudio y comprensión de los riesgos climáticos, además de las oportunidades que éstos traen consigo al plantear una transición de carácter económica y social, es el primer paso.

Es más, las compañías que tengan la habilidad de adaptar sus modelos de negocios para crear estrategias que les permita abordar la nueva economía caracterizada por la disminución de las emisiones de carbono, se verán beneficiados en múltiples aspectos.

Pues, esto facilitará el acceso al capital, aumentará el nivel de resistencia a golpes externos y vulnerabilidades propias del sistema, una reputación valorable lo que beneficiará el valor de la marca, además de la entrada a nuevos mercados.

En consecuencia, esto implica que el sector privado está obligado a expandir su capacidad de innovación, repensar su modelo de negocios en aras de la sostenibilidad y por supuesto, debe fomentar la colaboración entre competidores que tratan de acercarse a la meta de la descarbonización.

 

¿Cómo lograrlo?

 

Ya sabemos lo que hay que hacer, ahora viene la pregunta de oro: ¿Cómo hacerlo?

 

Estas son nuestras sugerencias:

 

  • Hay que empezar por medir la propia huella de carbono que produce la empresa.
  • Posteriormente, esto abrirá el camino para analizar tanto los riesgos como las oportunidades que representan el establecimiento de las metas que apuntan a descarbonización.
  • Transformar el modelo de negocio para reducir las emisiones resultantes de la propia operación.
  • Invertir en energías renovables.
  • Apoyar el cambio en toda la cadena de suministro para acelerar el cambio.

 

A pesar de todo esto, hay que mantener expectativas realistas. Se requiere un esfuerzo increíble para que el sector privado pueda operar sin emitir CO2, cosa que en principio, dependerá del sector al que pertenecen. Sin embargo, hay algo que está claro: es necesario que la comprensión sobre las oportunidades de negocios que propone la crisis climática con las estrategias de reducción de emisiones de carbono.