En algún momento hemos escuchado términos como: “globalización”, “revolución tecnológica”, “era digital”… entre otros. Sin embargo, estos términos nos abren un panorama parecido a un rompecabezas que no logramos entender del todo. Por eso, nos proponemos tratar de entender la incidencia de la “revolución tecnológica” en el ámbito económico.

Empecemos con dimensionar el asunto. El foro de Davos en el 2019, giró en torno a este tema. Pues, para el momento, estamos experimentando la cuarta revolución industrial, la cual, ha impulsado el proceso de globalización económica, cuyo síntoma principal se manifiesta en la obligatoria digitalización del aparato industrial global.

El foro de Davos, determinó que toda esta revolución debe centrarse en la inclusión y la sostenibilidad. Lo que implica que hay que estudiar la incidencia de todo este contexto en lo político, lo económico, la innovación tecnológica y el emprendimiento. Puedes leer más al respecto en este informe.

Lógicamente, dicha revolución tecnológica y por ende, digital, está cambiando el mundo. En consecuencia, la economía no es ajena a este contexto tecnológico, particularmente, en lo que se refiere al comportamiento y dinámicas de los agentes económicos que juegan un papel protagónico  en este escenario.

Todo esto significa que, la digitalización que hemos experimentado en nuestra cotidianidad, también, se ha presentado a nivel industrial. Eso, agregando factores como la pandemia por Covid-19 ha intensificado este asunto. Desde lo cual, las empresas físicas se han visto en la necesidad de migrar y adaptarse al ámbito digital.

La cuarta revolución industrial 4.0

 

En el siglo XVIII se experimentó la Revolución Industrial, ésta empezó en Gran Bretaña y hace referencia a la transformación de carácter social, económica y tecnológica, que, implicó el traslado de la economía rural a la economía industrializada a raíz de la máquina de vapor y el motor de combustión interna. En consecuencia, la mecanización de los procesos de producción se tradujo en la expansión de la comercialización de mercancías, lo que se tradujo en un crecimiento económico sin parangón del imperio Británico.

En nuestra contemporaneidad, estamos a punto de experimentar un proceso similar. Pero, con ciertas diferencias. Pues, la cuarta revolución industrial 4.0 hace referencia al cambio extremo que vamos a percibir a razón de la convergencia de las tecnologías digitales, biológicas, físicas, entre otras… que nos promete cambiar hasta la médula la economía mundial, y, nuestras dinámicas sociales y culturales.

Si te interesa este tema, te recomendamos revisar este artículo de la BBC.

¿Qué significa esto?

 

Por lo tanto, podemos inferir que si estamos en un momento de quiebre en el que el factor tecnológico juega un papel preponderante, cada vez somos más dependientes de éste. De hecho, en un estudio realizado por la CER (Capital Economics Research), la dependencia tecnológica del ámbito económico es tal, que, si el internet sufriera una caída durante unas horas, la economía mundial sufriría un revés importante.

Su impacto sería tan profundo que, la caída del internet, afectaría el PIB mundial por lo menos un 0.1 %. Así que, esto sería algo que nuestros antepasados asociarían con una historia del género de la Ciencia Ficción. La explicación de esto, la encontramos en nuestro sentido común. Pues, las empresas que se dedican al ámbito tecnológico, ocupan los primeros puestos del ranking empresarial mundial. En consecuencia, unas cuantas horas sin internet, implica el cese de la mayoría de sus actividades por lo que, esto impactaría la economía global.

Es decir, en conjunto con la dependencia tecnológica viene la vulnerabilidad de todas estas empresas que juegan un papel fundamental en la economía. Sin embargo, más allá de los gigantes tecnológicos y la banca tradicional, hay otras empresas que sin duda dependen del internet para operar. En consecuencia, unos días sin el servicio de internet, induciría pérdidas millonarias que afectarían el mercado y, en consecuencia, esto generaría un desastre financiero que terminaría afectado la economía.

Pero, piénsalo por un minuto, imagínate por un segundo que te quedas sin internet por 36 horas. Sin duda, esto afectaría tus dinámicas de trabajo y socialización. Básicamente, estarías inhabilitado para comunicarte, mover tu dinero y cumplir con tus labores.

Todavía no empieza el apocalipsis, así que no te asustes

 

Sí, no te asustes. La realidad es que Google, Facebook, Alphabet, entre otras compañías, no serían lo que son, si no tuvieran un plan B. Es lógico asumir que han dirigido parte de su capital para crear planes de contingencia para responder a semejante posibilidad.  Es más, la posibilidad de responder frente a un shock de carácter tecnológico implicaría la disminución automática de la contracción del Producto Interno Bruto, ya que ésta sería una respuesta rápida, efectiva y eficiente.

Pero, no todo es tan sencillo. Pues, los encargados de analizar el contexto tecnológico mundial, están conscientes de que hay otros peligros determinados por la vulnerabilidad tecnológica de las compañías en la actualidad, hablamos del hackeo. Cuya consecuencia directa es la pérdida de confianza del usuario en relación al consumo de este tipo de productos.

La vulnerabilidad tecnológica, específicamente con el tema de los hackeos, resultaría en un shock económico aún mayor al que causaría la inhabilitación del servicio de internet. Este como tal, es el escenario más catastrófico al que nos enfrentamos en esta revolución industrial 4.0, lo que podría impactar la economía mundial de manera irreparable.

Los retos económicos que genera la revolución industrial 4.0

 

Ya establecimos el factor de dependencia de la economía a lo tecnológico. Sin embargo, esta realidad genera otro tipo de retos que fueron detallados en el Foro Económico celebrado en Davos.

Para aprovechar las bondades de la globalización 4.0 en el ámbito económico, hay que resolver una serie de tensiones políticas que ponen en peligro el desarrollo económico mundial. En esa ocasión, es precisamente Christine Lagarde (Fondo Monetario Internacional) quién señaló que el gran riesgo económico contemporáneo son las tensiones políticas. Pues, las deficientes relaciones diplomáticas y comerciales ponen en peligro el desarrollo de proyectos económicos que auguran el crecimiento económico de muchos países.

Aunque, la realidad es que poco a poco las tensiones van desapareciendo. Sin embargo, el contexto tecnológico obliga a los líderes mundiales y actores económicos a abrir las puertas del multilateralismo para defender el crecimiento económico. Por lo tanto, la cooperación internacional y la creación de mecanismos eficientes son claves para la consecución exitosa de estos procesos de integración.

En este sentido, para el Presidente del Foro Económico Mundial Klaus Schwab, explica que la globalización 4.0 es determinante para generar  un crecimiento económico caracterizado por la inclusión. Al final de cuentas, si tomamos en cuenta las cifras alcanzadas en la última década del siglo XX, gracias a la cooperación global ha sido posible duplicar el Producto Interno Bruto mundial.